El presidente dominicano Danilo Medina, después de 3 años en el poder, propone un gobierno de «unidad nacional» para la República Dominicana. Lo hace justamente en el momento en que su partido se encuentra dividido entre reeleccionistas y anti reeleccionistas. Unos son partidarios de reformar la Constitución para hacer permisible la reelección; y otros son contrarios a la modificación constitucional porque no están de acuerdo con la reelección del actual presidente. En ese sentido, hablar de unidad nacional resulta algo totalmente inoperante e improcedente. El actual presidente ha formado un grupo exclusivo e intimo que procura por todos los medios fortalecer sus posiciones gubernamentales mediante prácticas de tráfico de influencias y enriquecimiento ilícito al servicio de su mantenimiento en el control del Estado.

Es muy tarde para hablar de «unidad nacional» porque han pasado 3 años y nunca lo hizo con anterioridad. Tuvo oportunidad de emprender tal propósito para desarrollar dicho gobierno. Por ello resulta demogògico anunciarlo ahora faltando apenas un año para terminar su mandato. El hecho de que lo anuncie ahora, mayo 2015, indica precisamente que ese discurso es parte de su campaña reeleccionista; está diciendo claramente que se orienta a la modificación constitucional para un segundo periodo.
Pero la tal unidad nacional ya él la hizo; ha creado una falsa imagen de supuesta popularidad, construida por mediación de los medios de comunicación, gastando enormes recursos del Estado. Ya el presidente conformó su gobierno de unidad nacional con los sectores empresariales capitalistas, con sectores externos de la economía y la sociedad dominicana; conformó su propio grupo sin tomar en cuenta a los sectores populares, los sectores sindicales y de los trabajadores, y los del campesinado dominicano y de clase media y pequeña burguesía.
Él pudo construir un frente amplio al inicio de su gobierno, pero optó por políticas impopulares, privilegiando alianzas con el capital extranjero y empresas multinacionales. En este sentido, decidió coger el camino del alza de impuestos, el continuo y descontrolado incremento de los precios de los productos de la canasta básica de las familias dominicanas; optó por la impunidad, la tolerancia con las prácticas de corrupción y enriquecimiento ilícito; por el uso desmedido de los recursos públicos y la dilapidación y poco seria administración de los recursos especiales provenientes del 4 % del PIB para la educación nacional.
En el esfuerzo por formar su propio frente, favoreció la inclusión privilegiada de INTEC, en el Presupuesto Nacional 2015; favorece las sobrevaluaciones de obras públicas, la sobrevaluacion de la construcción de una termoeléctrica para producir 700 megavatios; ha ido a favor del abandono y el desdén del sistema de salud pública; de no hacer esfuerzos serios para perseguir el crimen; eligió la convivencia con funcionarios eternos señalados en hechos de corrupción; y la inercia y el silencio como política de Estado, favoreciendo el grave deterioro del medio ambiente con la complicidad del Ministro correspondiente, al igual que el deterioro del caso Loma Miranda, la frustración frente a Barrick Gold y varias compañías multinacionales. Este presidente ha sido un verdadero fracaso.
En su «frente», en su «unidad nacional» incluyó a los capitalistas del turismo y a los grupos de inversionistas Punta Cana-Macao; al igual eligió la inactividad absoluta frente a la inseguridad de las familias dominicanas y de la violencia social e intrafamiliar.
Frente a la necesidad histórica de leyes transparentes contra la corrupción, de una ley idónea de partidos políticos, de una ley efectiva de régimen electoral; de transparentar el manejo de los hidrocarburos y la electricidad; de limitar el saqueo de fondos públicos en sentido amplio, lo que hace ahora es tratar de modificar la Constitución, usando recursos del Estado para favorecerse personalmente con la continuación en el Poder; todas estas implicaciones, hacen muy tardío y extemporáneo su propósito para hablar de la formación de un gobierno de unidad nacional.