LAS PLANTAS GENERADORAS DE CARBÓN HARÁN DAÑO.

LO SUPUESTAMENTE BARATO PUEDE RESULTAR MUY CARO.

EL GOBIERNO DEBE RECAPACITAR Y ABANDONAR EL PROYECTO DE LAS PLANTAS DE CARBÓN.

La Alianza por la Democracia (APD) reitera su desacuerdo con la construcción de dos plantas generadoras de electricidad de carbón que ha decidido el gobierno.

La construcción de esas plantas constituye un grave error, por lo que le solicitamos al gobierno que recapacite y abandone ese proyecto que hará más mal que bien.

Esta demostrado que el carbón es la fuente energética más contaminante. Genera una energía sucia que produce daños al ambiente y a la salud.

El gobierno utiliza el argumento de que carbón es el combustible más barato. Para difundir ese punto de vista está pagando una campaña multimillonaria con los fondos públicos. En realidad, no es cierto que las plantas de carbón sean la solución más barata a la crisis energética. Desde el punto de vista de la sociedad puede ser incluso la solución más cara. La peor opción, en una palabra.

Toma más tiempo construir una planta de carbón que construir una planta de gas.

La vida útil de una planta de gas es mayor que la de una planta de carbón.

Cuanto se calculan los costos de las plantas de carbón los empresarios del carbón y sus partidarios dejan de lado en sus cálculos las externalidades del carbón.

Una externalidad es aquella situación en la que los costos o beneficios de producción y/o consumo de algún bien o servicio no son reflejados en el precio de mercado de los mismos.

En otras palabras, las externalidades son efectos indirectos de las actividades de consumo o producción.

El uso del carbón genera efectos sociales, como son los daños a la salud. Esos daños son sufridos por las personas y son pagados por la sociedad, sea por los mismos individuos cuando estos asumen sus gastos de salud, o por el Estado cuando los gastos son cubiertos por éste.

Cuando esto sucede se está en presencia de una externalidad negativa. Estas se producen cuando una persona o una empresa realizan actividades, pero no asume todos los costos, traspasándolos a la sociedad o a algunos de sus integrantes.

Cuando se quema el carbón, docenas de sustancias tóxicas o peligrosas, en adición al  dióxido de carbono-un gas de efecto invernadero, que daña el medio ambiente- son liberados.

Como consecuencia de ello, muchas de esas sustancias, como el mercurio, son diseminadas en terrenos y ambientes acuáticos.

Las sustancias peligrosas que no resultan dispersadas directamente en la atmósfera se mantienen presentes en los desechos como cenizas en  el aire.

Esos desperdicios resultantes de la combustión del carbón se mantienen en la atmósfera como peligro para la salud pública, cuyos costos correspondientes en atención en salud son transferidos a los consumidores y a las entidades gubernamentales.

Las principales enfermedades derivadas de la combustión del carbón son de carácter respiratorio, como el asma. Estudios recientes en comunidades particularmente expuestas a la combustión del carbón se han detectado deformaciones en los fetos. Los niños que viven en estos lugares tienen un cociente de inteligencia menor al de los niños de lugares no expuestos al uso intensivo del carbón. Esto se ha verificado en Cracovia, Polonia, el país de Europa que utiliza más carbón.

Esto significa que, con el carbón, lo supuestamente barato puede salir muy caro. O, para decirlo en buen dominicano: con el carbón puede terminar costando más la sal que el chivo.

En realidad, si se sumaran los gastos de salud que acarrea el uso del carbón, los altos costos reales de la generación eléctrica por carbón la harían económicamente inviable frente a las demás fuentes de generación.

Repito, si se suman los costos de salud y de remediación ambiental, los costos de la generación eléctrica con carbón superan a los de cualquier otro tipo de generación por caros que estos sean.

Países como China, los Estados Unidos y la Unión Europea, han decido eliminar o disminuir en su matriz energética la generación a carbón, debido a los altos niveles de contaminación y el grave daño a la salud que este tipo de combustible producen.

China, que ha asentado su crecimiento económico los últimos años en el carbón, ha tenido que declarar en emergencia ambiental y cerrar durante 48 horas, importantes ciudades del norte del país debido a la contaminación ambiental.

El gobierno chino decidió frenar el uso del carbón y reconvertir plantas de carbón en plantas de gas.

Recientemente, el gobierno de los Estados Unidos acaba de tomar disposiciones más estrictas que han obligado al cierre de minas y plantas de carbón.

Los grandes organismos multilaterales de financiamiento, como el Banco Mundial, el BID y el Banco Europeo de Desarrollo, han decidido no financiar plantas de carbón por sus efectos contaminantes.

La misma decisión tomó el gobierno de los Estados Unidos, que prohibió al EXIMBANK prestar para la construcción de plantas de carbón. Los países nórdicos tomaron decisiones en la misma dirección.

La tendencia mundial es hacia el abandono del carbón a favor de energías más limpias.

Se prevé que para el año 2050 la casi de la totalidad de la energía generada en América latina dependerá de fuentes renovables.

En la turística isla de Aruba este objetivo se logrará para el año 2020.

En Nicaragua ya cerca de la mitad de la energía que genera este país proviene de fuentes renovables. Nicaragua ha utilizado los fondos de Petrocaribe y del Alba para modificar su matriz energética en esta dirección, que es la dirección correcta

Frente a estas tendencias mundiales y regionales, con la construcción de plantas de carbón el gobierno dominicano pretende poner a nuestro país a navegar a contracorriente, a espaldas del desarrollo sustentable.

Mientras el mundo apuesta a favor de las energías renovables el gobierno dominicano opta por la energía más sucia y contaminante que es la proveniente del carbón.

Para colmo, para lograr su propósito el gobierno se propone endeudar más el país haciendo una emisión de bonos soberanos por valor de dos mil millones de dólares para construir las plantas de carbón.

No tiene sentido que un país de tamaño reducido cuya economía reposa en el turismo apueste a la construcción de plantas de carbón en los inicios del siglo XXI.

La crisis de la electricidad de la República Dominicana no se resolverá construyendo plantas generadoras de carbón. Los recursos que hoy se destinan al subsidio eléctrico habrá que destinarlos a gastos en salud si se construyen las plantas de carbón. Se habrá sustituido un subsidio por otro y el problema de fondo no se habrá resuelto.

El gobierno debe recapacitar y dejar de lado un proyecto que le hará más daño que bien a la República Dominicana.

El país debe cambiar su matriz energética haciéndola más sustentable y amigable con el medio ambiente.

Los embalses y contraembalses de las presas deben ser limpiados, a fin de mejorar la capacidad de las generadoras hidroeléctricas existentes.

El país debe optar por las energías limpias o renovables, hidroeléctricas, eólicas y fotovoltaicas, y mientras se logra desarrollar un parque energético en base a éstas la República Dominicana debe optar por plantas de gas que generan una energía más limpia.

Santo Domingo, 20 de noviembre de 2013.

(Texto completo de las declaraciones ofrecidas en rueda de prensa por Max Puig como presidente de la Alianza por la Democracia (APD), en la sede de esta organización política, el 20 de noviembre de 2013).