–Qué incidencia negativa puede tener sobre el entorno la extracción de gas de esquisto que se está planeando en Ucrania?

–Compartimos profundamente los temores que experimentan los Estados de Europa del Este con respecto a su seguridad energética por su dependencia de un único proveedor de gas, en este caso Rusia. Pero dudamos de que el gas de esquisto pueda dar respuesta a los temores relacionados con la seguridad. Ante todo, debemos renunciar al combustible fósil para hacer algo con el cambio del clima. ¿Pero no nos acercará el gas de esquisto un paso más hacia el uso sucesivo del combustible fósil? En caso positivo, esa no es la solución del problema.

Existe el componente de explotación del suelo. Habrá que perforar muchos pozos para llegar a los yacimientos de gas de esquisto. Y lo último, pero no menos importante, es el efecto acumulativo de la producción industrial, de la perforación de pozos: se produce agua contaminada, siempre existe la posibilidad de fugas, de emisiones de ácido carbónico relacionadas con la extracción. Estas son las incidencias que nos preocupan.

–¿No podría dar más detalles sobre la tecnología fracking (fracturación hidráulica)? ¿Se trata de algo muy complicado y peligroso, no es cierto?

–En el caso de los minerales comunes se perfora un pozo, se tiene un depósito bajo presión y el gas ingresa automáticamente en el tubo del pozo. En el caso del gas de esquisto todo es diferente, porque, en realidad, se perfora un pozo vertical en dirección horizontal en la capa de esquisto, que es muy densa, no porosa, y, al propio tiempo, se extrae mucha agua (unos veinte millones de litros en cada pozo) a una presión muy alta. Para acompañar este proceso se utilizan diferentes sustancias químicas: en EEUU se utiliza el diésel en calidad de aditivo para fracturar la roca y dejar fluir el gas. Es un proceso muy intensivo en mano de obra y muy costoso. Aquellos que dicen que el gas de esquisto reducirá la producción de gas no están lo suficientemente informados, porque el problema estriba en que el proceso fracking requiere grandes inversiones de capitales. La explotación de un solo yacimiento de gas de esquisto puede costar entre diez y veinte mil millones de euros. Es un problema muy serio. Por lo que importa al reembolso de los medios invertidos no se está muy lejos de los que tenemos en el caso de los pozos de gas comunes. Nosotros decimos que Europa no debe seguir el ejemplo de EEUU en el caso del gas de esquisto o fiarse del gas ruso. Nosotros realmente debemos recurrir a las fuentes de energías renovables, a la eficiencia energética y ya hemos progresado en estas direcciones.

–¿Qué nos puede decir del personal necesario para estas tecnologías? ¿Deben ser profesionales?

–Supongo que Ud. tiene en cuenta la cantidad de puestos de trabajo que esto generará. La fase inicial de la extracción de gas de esquisto es uno de los trabajos energéticos que demanda una mayor inversión de capitales. En cuanto a la creación de puestos de trabajo no es muy favorable. Además, esto no es para los lugareños, tengo en cuenta que la perforación no reporta ningún beneficio a los habitantes de la zona. Son trabajos de profesionales altamente cualificados, que requieren riegos: son trabajadores que realizan operaciones con sustancias químicas. Por eso uno no puede tomar a un desocupado y ponerlo en una perforadora.

–¿Veremos en Ucrania protestas semejantes a las que tuvieron lugar en Canadá?

–Todo depende de las ventajas que los habitantes del lugar puedan obtener. Desde el punto de vista de los puestos de trabajo esas ventajas son muy pocas. Esto genera gran cantidad de problemas sociales, un incremento de la circulación vial, etc. En general, considero que las ventajas son muy dudosas y será bastante difícil que los lugareños se dejen tentar por la idea.

mj/sk/er

Nota: Las opiniones expresadas por el autor no necesariamente coinciden con los puntos de vista de la redacción de La Voz de Rusia.

Tomado de La Voz de Rusia