• Por Tito Olivo
  • Economista y Político

El domingo 27 de este mes de mayo, en la hermana república de Colombia se llevarán a cabo las elecciones presidenciales, donde se presenta la oportunidad real de que esa nación pueda escoger un presidente que, les permita avanzar en construir una sociedad más justa y más inclusiva, para romper así, con ese atraso histórico de altos niveles de desigualdad social que la han mantenido en una confrontación por décadas.

Han habido 3 etapas de mi vida en el cual me permitieron fascinarme de esa nación, sin visitarla, la primera cuando tenía unos 8 años, en mi pueblo, se oían las canciones de José Luis Martínez Gordo, de Córdoba España que, se conocía como José Luis y su guitarra, y una de esas canciones, era campesina que, estaba dirigida a exaltar a las mujeres de Colombia, y recuerdo que, a propósito de esa canción que se escuchaba por doquier, en el parque las personas mayores hablaban de la belleza de ese país, lo que creaba cierta curiosidad en los que aún, eramos muy niños.

La segunda etapa, fue a inicio de los 70s, donde leo por primera vez a 100 años de soledad y vuelve a mí imaginación Colombia, pero ya desde otra perspectiva, más imbuido en el tema político debido a que, no hacia mucho tiempo que había pasado la revolución de abril y la segunda intervención militar a mi país en el siglo XX por tropas norteamericanas, por lo tanto tenía más conciencia política, pero además, por ser yo, de un pueblo bananero al igual que Aracataca el pueblo del Gabo, por consiguiente, a mí, 100 años de soledad me impacto bastante en lo social, lo que me despertó el interés de aprender más sobre los hechos históricos de ese pueblo hermano.

Mi interés, se hizo mayor porque Manzanillo mi pueblo, fue fundado por la United Fruit Compony, por lo tanto al adentrarme en la lectura de la obra del Gabo, yo me imaginaba que eso era Manzanillo mi pueblo encantador y adorado, con el Gabo y sus lecturas ya no solamente de 100 años de soledad, fui dándome cuenta de las desigualdades sociales y los niveles de represión que ha vivido Colombia en gran parte de su historia.

Pero donde mejor conocí la realidad colombiana, fue cuando ingresé en los 70s a los CORECATO que, era un movimiento que venía de la iglesia, y estas siglas querían decir Comité Revolucionario Camilo Torres; Camilo Torres, era un sacerdote, sociólogo y catedrático colombiano de la orden de los jesuitas que, el 15 de febrero de 1966 lo habían matado en un enfrentamiento guerrillero, en San Vicente de Chucurí en el Valle de Santander, él sobre todas las cosas, fue un hombre comprometido con lo mejor de su pueblo.

Como fui y sigo siendo Camilista, por lo tanto me interesaba saber de la vida de este cura Guerrillero y de su país; de Camilo Torres, sabía muy poca cosa, y era la que en muchas oportunidades hablábamos muy por lo bajo algunos de los muchachos, con él sacerdote de nuestro pueblo que era un fiel seguidor de este, y lo hacíamos así muy calladamente porque nosotros vivíamos los oprobiosos 12 años de Balaguer, donde los niveles de represión eran altos muy altos.

Recuerdo que ya casi en la etapa final de ese régimen de oprobio, conocido también como el de los 12 años de Balaguer, y ya, radicado yo en Santo Domingo, en una reunión en el sindicato portuario, conocido como POASI, se me acercó un camarada de los CORECATO y me dio la revista clandestina de la organización que se llamaba Nuestra Palabra.

Cuando ese compañero me da la revista me dice muy discretamente, compañero este edifico está rodeado de policías vestido de civil, tenga muchos cuidados al salir si lo agarran con esta revista, porque si sale con suerte es preso que va, y si no la tiene, lo van a desaparecer, y le digo esto porque además de esta ser una publicación clandestina, en la revista hay un articulo sobre Camilo Torres y tú sabes que quienes nos gobiernan no quieren que se sepa nada de él.

Recuerdo como ahora que era, en el mes de febrero, y nosotros teníamos un coloquio en ese lugar, sobre las vidas de Camilo Torres y del Coronel de abril Francisco Alberto Caamaño, debido a que era el aniversario de la muerte de esos dos grandes lideres que nosotros en los CORECATO seguíamos, el primero colombiano y el segundo dominicano, Camilo cae el 15 de febrero, y Caamaño el 16 de febrero de 1973; saque la revista como pude y me la lleve a mi casa y la leí muy escondido hasta poder desentrañar el porqué un sacerdote decide empuñar un arma, cosa que muchas gentes, jamas podían imaginarse en su sano juicio, pero ahí pude conocer en forma confiable las penurias de ese hermano pueblo.

En ese articulo, pude conocer de lo sucedido el 9 de abril de 1948 con la muerte de Jorge, Eliécer Gaitan que, dio origen a lo que se conoce como el Bogotazo; conocí entonces la lucha librada por Gaitan en contra de la United Fruit Company, debido a la matanza llevada cabo esa empresa, en la Ciénega, y conocida como la masacre de la bananera.

Este hecho histórico, ocurre en Colombia el 5 y el 6 de diciembre de 1928 en el municipio de Ciénaga, Magdalena cerca de Santa Marta; cuando un número desconocido de trabajadores murieron después de que el gobierno de Miguel Abadía Méndez decidió poner fin a una huelga de un mes, organizada por el sindicato de los trabajadores que buscaban garantizar mejores condiciones de trabajo.

Eliécer Gaitan toma este caso y lo denuncia por todos los medios a sus alcances, lo cual hace que se proyecte como figura de primer orden para ascender a la presidencia y es ahí donde sectores conservadores, muy vinculado al gran capital agrario, deciden eliminar a este gran hombre, debido a que era la única manera de impedir de que él llegara al poder y, pudiera hacer las transformaciones sociales que, necesitaba Colombia en esa época.

La muerte de Gaitan, y los disturbios que se generaron después de su muerte, dieron origen al surgimiento del movimiento guerrillero más viejo de este continente, así como las cantidades de muertos, heridos y desplazados que esa situación ha generado, y con ese hecho se da también, el surgimiento de las Autodefensas Unidas de Colombia, grupo paramilitar, de extrema derecha que más crímenes ha cometido en esa nación.

Estas elecciones se dan en el marco de negociaciones para tratar de llegar a resolver esa fractura histórica, donde grandes cantidades de muertos, desaparecidos y separaciones familiares se han producido, y donde solamente dos candidatos tienen las posibilidades reales de ascender a la primera magistratura, y estos son: Gustavo Petro, e Iván Duke.

Iván Duque es de Centro Democrático, cuyo líder es Álvaro Uribe, muy vinculado a las Autodefensas Unidas de Colombia que, tanto daño le han hecho a esa nación, los cuales son los responsables de cantidades de ciudadanos muertos y desaparecidos, así como, de los falsos positivos, y de ganar la presidencia, podría hacer colapsar el proceso de paz que se ha estado negociando, primero con la FARC y ahora con el ELN.

Gustavo Petro, es la persona idónea para gobernar a Colombia, debido a que su plataforma de gobierno plantea una Colombia humana, donde propones reducir los niveles de desigualdades sociales en que vive esa nación, y con esto ir cerrando la brecha social que ha mantenido a este país en un enfrentamiento constante.

Colombia en la actualidad, es uno de los países más desiguales del mundo, y el segundo en América Latina, solamente superado por Honduras y Guatemala que los dos ocupan el primer lugar. En Colombia el 20% de las riquezas es concentrada por el 1% más rico de la población, donde la mitad de esos ingresos pertenecen al 10%, de ese 1%, teniendo los impuestos, una base regresiva, como se da una gran parte de los pueblos Latino América, y son regresivos porque mientras más altos son los ingresos de una parte de la población, menos impuestos ellos pagan, recayendo estos en la gran mayoría del pueblo.

Según un informe de la organización para la superación de la pobreza Techo, señala que, desde 2002, en Colombia han disminuido los índices de pobreza, pero ha aumentado la brecha de desigualdad, debido a que 10% de la población más rica gana cuatro veces lo que gana el 40% más pobre. Techo también reveló que, en Colombia, 13,5 millones viven en condición de pobreza, es decir que, no tienen acceso a servicios públicos básicos y no viven en condiciones dignas.

El Censo Nacional Agropecuario del 2014, señala la pobreza en el campo colombiano y la inmensa brecha que lo separa de los centro urbanos, según el ex ministro de Agricultura Juan Camilo Restrepo, dice que, los primeros resultados muestran el atraso del sector y validan lo dicho en el punto número uno de las negociaciones de paz de La Habana, sobre la necesidad de una política de bienes públicos que ayude a llenar el bache entre lo rural y lo urbano.

El 20 por ciento de la población campesina entre los 5 y 16 años no asistía a ninguna institución educativa; otro dato revelador de lo que esta viviendo el campo colombiano es que, el 72,6 por ciento de los jóvenes entre 17 y 24 años no tenía acceso a la educación y que el 11,5 por ciento de la población campesina mayor de 15 años no sabe leer ni escribir. Aunque en la última década ha habido mejoras en el tema es evidente que se avanza muy lentamente y que todavía queda mucho por hacer.

Antes estas situaciones tan reveladora, hay que reflexionar y preguntarse si se quiere seguir profundizando estas desigualdades o si lo que se quiere es avanzar hacia una Colombia más humana; si lo que se quiere es una Colombia donde se den paso para superar estas realidades que hemos presentado, por Gustavo Petro se ha de votar, porque de ganar Iván Duque se corre el riesgo de que haya un retroceso, y que los avances que se han obtenido en el proceso de paz se pierdan.